La hipótesis de Sapir-Whorf explica que hay una relación entre el lenguaje y la manera que una persona entiende y ve el mundo.
Esto se debe a que Benjamin Lee Whorf estudió una lengua, el Hopi, durante varios años y así la relacionó con su lengua materna, dándose cuenta de que los hablantes de la lengua Hopi no conjugaban los verbos sino que eran más simples.
La conclusión de Whorf era que por el uso de los sistemas verbales diferentes los hablantes
europeos y los hablantes de la lengua Hopi viven en mundos diferentes; los europeos en un mundo
con relojes y calendarios, los Hopi en un mundo de los eventos que ocurren.
Además se distinguen dos tipos de hipótesis:
- Hipótesis whorfiana fuerte donde la lengua de un hablante monolingüe determina la forma en que éste entiende, memoriza y clasifica el mundo que lo rodea. Es decir la lengua determina fuertemente el pensamiento del hablante.
- Hipótesis whorfiana débil donde la lengua de un hablante tiene cierta influencia en la forma que éste conceptualiza y aprende la realidad. Esto significaría que a igualdad de todo lo demás pueden existir diferencias significativas en la forma que dos hablantes de diferentes lenguas resuelven o enfocan ciertos problemas.
En el experimento se mostraba un objeto de color amarillo o naranja a cada persona, pasado el tiempo se mostraban dos objetos iguales, uno amarillo y otro naranja, entre los cuales estaba el que el sujeto había visto antes. Y se le preguntaba cual de los objetos había visto anteriormente. Se ha demostrado, que no es que los hablantes de zuñi no eran capaces de percibir la diferencia entre los colores amarillo y naranja, sino un efecto de memoria al cabo del tiempo para recordar la tonalidad.
Estos experimentos confirman parcialmente la hipótesis de Sapir-Whorf, pero no tienen la suficiente validez a favor de la formulación fuerte de la hipótesis.
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